Hoy he sentido verdadera vergüenza de participar en este evento deportivo, y según pasan las horas mi vergüenza va en aumento. La Bilbao Extreme se trata de una marcha cicloturista de MTB (Mountain Bike) organizada por una empresa. Un hecho chocante en cierta medida puesto que normalmente son asociaciones sin ánimo de lucro las organizadoras de estas pruebas, pero no determinante en el tema que voy a denunciar. Lo que determinantemente me resulta vergonzoso es que pueda haber normalizadas prácticas tan anacrónicas y que dos instituciones públicas como al Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia le den respaldo y en pos de que no vuelva a suceder escribo estas líneas.
Dado que se trata de un evento organizado por una empresa, yo pago la inscripción y como cliente recibo un servicio con el que puedo estar más o menos satisfecho. En el servicio contratado hay organizados tres recorridos de distinta longitud y dado que se trata de una marcha y no una competición reglada por la federación, no cabe lugar a distinciones entre participantes. Lo inmensamente indignante del caso es que no se ha discriminado en la salida de la prueba en función de edad o de trayecto seleccionado, y sin embargo si se ha hecho en función del sexo. Las mujeres han salido quince minutos antes. Para coronarse, “salida rosa” le han llamado. ¿Cómo es esto posible aún? ¿No tenemos un mínimo respeto? No voy a dedicar un sólo segundo a argumentar sobre la capacidad deportiva de ellas, tratándose de una marcha no tiene cabida. Hay inscritas tropecientas personas y tropecientas personas debieran pedalear juntas.
Podría parecer que es un hecho puntual, una decisión desafortunada e “inocente”(sic) ...nada más lejos de la realidad. En los obsequios que se hacen a las primeras y los primeros participantes en completar el recorrido he asistido perplejo como a la mujer se le hacía entrega de, agárrense porque lo que esta tremenda deportista lleva a casa es sensacional, unas soberbias planchas de pelo.No ha habido maquinilla de afeitar para el primer hombre.
A ella la queremos deportista, sí, pero antes guapa y coqueta. Él, con ser el primero es suficientemente hombre ya.
A ella la queremos deportista, sí, pero antes guapa y coqueta. Él, con ser el primero es suficientemente hombre ya.
La condescendencia denota sentimiento de superioridad, que es la antesala para ejercer el poder. Espero que las instituciones públicas retiren inmediatamente toda ayuda, cuando menos futura, a esta empresa que extiende ese ejemplo. De otro modo no quedará más remedio que entender que el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia comparten la actitud
